Por fin llegó el día en el que íbamos a visitar los Lagos de Covadonga. Llevábamos unos días en Asturias y este era uno de los sitios que más ganas teníamos de visitar. Estábamos durmiendo en el camping Picos de Europa y no estábamos muy lejos de Cangas de Onís. Pero no nos lo iba a poner fácil la salud de Quim.
Las vacaciones en Asturias estaban siendo extrañas. Desde el domingo iba sufriendo los dolorosos pinchazos de un cólico nefrítico. La noche la había pasado mal y la medicina no hacía mucho, así que desayunamos y fuimos al centro de salud de Cangas de Onís.
Con el dolor recordándome que lo que fuese que tuviese en el riñón seguía ahí, entré al centro de salud y tras pasar los controles del COVID pertinentes me atendió una doctora. Después de explicarle mis males pasó a la acción y me dieron voltarén en vena. La situación cambió, pero ya me advirtió que si la medicación seguía sin hacer efecto tendría que ir a un Hospital. Si quieres conocer todo el periplo de las vacaciones accidentadas tenemos un post.
Sin dolor volvimos al camping para descansar un poco. El día anterior habíamos reservados los billetes de autobús en la empresa ALSA y a las 15h teníamos que estar en las estación de autobuses de Cangas de Onís.
Como subir a los Lagos de Covadonga
Hay varias opciones para subir a los Lagos de Covadonga. Para proteger el entorno de los Lagos y debido a la gran afluencia de gente que lo visita hay algunas restricciones. Si subiese en coche todo el mundo ya no habría lagos.
En autobús
Es la opción más práctica. Te subes, te llevan y así puedes disfrutar del paisaje y de los conductores de los autobuses para comprobar la pericia con la que suben por la serpenteante carretera que en algún tramo no caben dos vehículos tan grandes.
El billete es mejor comprarlo con antelación, sobre todo en temporada alta. Nosotros lo compramos el día anterior por la tarde y ya no quedaban plazas por la mañana. Por el tema del COVID con antelación solo se puede a través de la web, en taquilla o en los aparcamientos habilitados solo venden para el mismo día si quedan plazas, no te arriesgues.
Si llegas antes de la hora que tienes en el billete y hay plazas podrás subir igual que para bajar desde los lagos. El coche lo podrás dejar en la estación de autobuses o en otros tres aparcamientos que hay habilitados antes de llegar al Santuario de Covadonga. Dejar el coche todo el día cuesta 2€.
En Taxi
También existe la posibilidad de subir a los Lagos de Covadonga en taxi privado. Es más caro, cuesta unos 12€ adulto y los niños 5€ ida y vuelta. El coche lo puedes dejar en su parking gratis. La empresa que hace el servicio es Taxitur. Si vas en taxi puedes disfrutar mejor del recorrido y hacen parada en el mirador de la reina.
En coche propio
Subir en coche propio a los Lagos de Covadonga es más complicado, si quieres hacerlo en temporada alta, semana santa o algún puente. La carretera está cortada desde el Santuario de Covadonga a partir de las 8:30. Si llegas antes podrás acceder, pasada esta hora solo pueden pasar autobuses y taxis.
Si quieres más información para acceder a los lagos te dejamos este enlace al díptico de Alsa.
Visitar los Lagos de Covadonga
Una vez llegamos la concurrida estación de autobuses de los lagos vimos que había un servicio de taxis que por 1€ por persona te suben hasta el lago La Ercina. La subida no es muy exigente, pero con un peque de casi 12 kilos no apetecía subir.
Santuario de Covadonga
De subida vimos la gran cantidad de gente que había en las inmediaciones y nos tiró un poco para atrás. Si hubiésemos subido por la mañana a lo mejor nos hubiéramos planteado una parada pero al tener solo medio día preferimos subir hasta los lagos. Dejamos la visita al Santuario para el futuro y si puede ser fuera de temporada alta.
Lago La Ercina
Junto al lago La Ercina hay un bar, si quieres comer en las mesas que ponen fuera es recomendable reservar. Nosotros llevábamos algo para picar y ya subíamos comidos. Nos dedicamos a disfrutar de la zona a pesar de que había bastante gente. Las vacas iban a su rollo y si tenían que pasar por un lugar y había algún turista ya te podías quitar porque ella no se aparta. Deben de estar hasta las narices de la gente.
Estuvimos un rato haciendo fotos e intentando que Éric y Álex no acabaran empapados de agua. Éric iba pasando por las piedras que había en el borde del lago y Álex directamente se quería meter. También íbamos sorteando las numerosas cacas de vaca que a Éric le hacía tanta gracia por su tamaño.
Ruta por las Minas de Buferrera
Junto al lago La Ercina hay un sendero empedrado que lleva hasta las Minas de Buferrera. Era una antigua explotación que dejó de funcionar en los años 70. A pesar de lo interesante del recorrido y de encontrar una mina en esta parte de los Picos de Europa no había mucha gente visitándola. Se pueden ver algunos accesos al interior de la montaña y vagonetas.
De estas minas se sacaba hierro, manganeso y mercurio. Durante 130 años se estuvo extrayendo materiales de las entrañas de la montaña. El recorrido es curioso y nos sorprendió. Después de atravesar la zona minera llegamos hasta unas mesas de picnic, con lavabos. Estaba todo cerrado por el tema del COVID. Había una fuente donde pudimos rellenar las botellas.
Mirador del Principe
Después de atravesar la zona de picnic nos acercamos hasta el Mirador del Príncipe. Desde aquí la vista de la Vega de Comeya es espectacular. Antes este valle era un lago, pero se fue secando y ahora es una planicie verde.
Aprovechamos que no había mucha gente para que los peques merendasen y los no tan peques. El tiempo en los lagos de Covadonga nos acompañaba y no habían apenas nubes, por lo menos en esto tuvimos suerte.
Lago Enol
Nos quedaba visitar el Lago Enol. Recogimos todo sin dejar rastro de nuestro paso por tan bonito lugar y fuimos de camino al lago. Lo malo de este lago es que van pasando autobuses y taxis de vez en cuando. Para evitar esto te puedes alejar de la carretera. Elena empezaba a encontrarse un poco mal, así que decidimos volver a la estación de autobuses para bajar.
De bajada a Cangas
La bajada podría haber sido normal y sin incidentes, pero no fue así. Alguna vaca se cruzaba por el camino y con paciencia el enorme autobús las iba sorteando. El vehículo iba despacio por lo que es bastante difícil marearse, pero Elena iba tocada. Cuando ya llevábamos un rato bajando no pudo más y echo la pota. Parece que no nos sienta bien salir de vacaciones.
Cuando llegamos a la estación de autobuses de Cangas Elena necesitó un poco de tiempo para recuperarse un poco. Decidimos parar a cenar por los niños, corríamos el riesgo de que Álex se quedase dormido y sin cenar.
Comer en Cangas de Onís
En Cangas de Onís hay mucha oferta de restauración. Como Elena estaba perjudicada decidimos parar de camino al camping. Habíamos visto unos restaurantes con columpios para los peques y así podían jugar mientras nos servían la cena. Nos decidimos por la Sidrería el Tonel podíamos aparcar al lado y Elena aprovechó para descansar en el coche.
A Éric se le encendieron los ojos cuando vio la cama elástica, le vuelven loco. A pesar de haber estado todo la tarde caminando aún le quedaban fuerzas para saltar, hasta Álex se animó a dar algún amago de salto. Como Elena estaba pocha y me iba a tocar conducir no pude probar la sidra. Las raciones eran generosas como de costumbre y cenamos muy bien.