En nuestro segundo día en Toulouse, Éric y yo (Quim) teníamos muchas ganas comenzar la jornada, ya que íbamos a visitar el Museo Aeroscopia. El Museo Aeronáutico en donde podríamos admirar el mítico Concorde entre otros atractivos. Nos gustan mucho los aviones y teníamos la oportunidad de ver este mítico avión.
Para ir al museo tuvimos que coger el coche, ya que está al lado del aeropuerto y es la manera más rápida de llegar, también es posible el acceso a través del transporte público. Dispone de aparcamiento gratuito por lo que si vais en coche no tendréis problema para aparcar.
Llegamos al Museo Aeroscopia
El parquing está situado justo al lado del Museo Aeroscopia y lo primero que se ve es un Concorde, este avión dejó de volar el viernes 27 de junio de 2003 a su lado hay un imponente Airbus A400M Atlas destinado al transporte militar y entre ellos hay un Caravelle 12 que en su época introdujo grandes avances para la aviación comercial.
Emocionados nos dirigimos a las taquillas, los adultos pagamos 12,50€ y Éric no pagó por ser menor de 6 años, además cogimos una audioguía por 3€. Existe la opción de coger un pack para visitar la fábrica de Airbus, pero igual era excesivo para Elena. Consulta la web del Museo Aeroscopia para más información.
El peque en seguida se perdió en la tienda que está antes de acceder a la zona de exposición. Conseguimos sacarlo tras mucho trabajo, ya que como es lógico lo quería todo y Quim también.
Empezamos la visita por el Museo Aeroscopia
Después de atravesar un largo pasillo accedemos al hangar en el que se encuentran los aviones y el primero que tenemos a mano es el inmenso Super Guppy. Es un avión de transporte de cargas voluminosas, es increíble que un objeto tan grande se eleve del suelo.
Dentro de la gran nave también hay un A300B, del cual se pueden ver las tripas y posibles distribuciones del interior, algunas que no veremos nunca ya que solo está al alcance de unos pocos.
Dentro del Concorde en el Museo Aeroscopia
A su lado se encuentra otro Concorde en el que podemos visitar su interior, el modelo 201. Participó en los vuelos de prueba para poder obtener la certificación de navegación que obtuvo en octubre de 1975. Este aparato se utilizó para obtener parámetros y vuelos de entrenamiento para las tripulaciones.
El Concorde fue el primer avión supersónico comercial. Era capaz de volar desde París hasta Nueva York en unas 3 horas, por lo que podías coger el primer vuelo en el aeropuerto de Charles de Gaulle y desayunar en el aeropuerto de La Guardia de Nueva York.
Este avión solo lo podías disfrutar si podías permitirte pagar los algo mas de 6.000€ que costaba el pasaje, no es un error. Durante el viaje se servía cava y manjares muy exclusivos a los como máximo 100 privilegiados pasajeros que cabían en su estrecho interior.
Un accidente acaba con el Concorde
El 25 de julio del 2000 hubo un fatídico accidente en Francia de uno de estos aparatos intentando despegar. Esta tragedia y el elevado coste del billete que hizo disminuir los pasajeros fue el detonante para el fin de este histórico avión que dejó de surcar el cielo en el 2003.
El museo tiene mucho para ver, aviones de combate, transporte, científicos, deporte, históricos. También podemos utilizar un simulador, pagando a parte, ver los materiales que se utilizan en la construcción en la actualidad y otras cosas que no se ven normalmente cuando volamos y que rodean a los aviones.
Al lado del gran portón hay una salida que da acceso al exterior en el que se encuentra el Concorde que vimos a nuestra llegada junto al avión militar, un espectacular AS400. Este avión solo se puede visitar si realizas la visita en grupo. En el Museo Aeroscopia hay mucho para ver, así que ir con tiempo. A la salida fuimos a comer a un McDonald’s que hay cerca, 10 minutos en coche.
De vuelta por Toulouse
Por la tarde previo paso por el hotel para dejar el coche, visitamos Toulouse, fuimos en metro hasta la parada de Canal du Midi, ya que queríamos ver el Jardín Botánico porque hay en su interior uno Japonés que merece una visita.
Nos quedamos con las ganas de visitar el Jardín Japonés
Fuimos paseando junto al canal que bien merece una visita más extensa, cuando llegamos a la entrada del parque nos quedamos con cara de «esto no puede estar pasando» ¡estaba cerrado! Pensábamos que nos habíamos equivocado de puerta y nos acercamos a otra que había próxima. Descubrimos con gran horror que también estaba cerrada y con un cartel que indicaba que lo estaba por razones meteorológicas.
Muy a nuestro pesar y cabizbajos nos rendimos a la evidencia de que no íbamos a entrar. No hacía tanto viento como se había anunciado pero aún así por si acaso no se habían complicado la vida. Decidimos improvisar y paseando nos dirigimos al río Garona. A través de Boulevard Maréchal Leclerc llegamos hasta el canal de Brienne el cual conduce hasta el Garona. Como hacía mejor tiempo fue más agradable y disfrutamos del paseo.
Fuimos sin prisas hasta la plaza del Capitolio callejeando sin un plan establecido, solo dejándonos llevar por las calles que nos parecían más atractivas. Una vez en la plaza pasamos por debajo del pórtico que hay en frente del ayuntamiento, aquí lo más interesante es mirar el techo, ya que está todo decorado con obras del artista Raymond Moretti.
Llegados a este punto solo nos quedaba volver, pasamos por el parque del día anterior para que Éric se divirtiera y repetimos la ruta de vuelta en el metro hasta el alojamiento, era nuestro último día en Toulouse y el viaje debía continuar, al día siguiente nos esperaba Rocamadour.