Nos desplazamos desde Los Lagos de Plitvice a Starigrad, cerca de Zadar. Después de abandonar el super camping de Plitvice, decidimos emprender rumbo a Starigrad. Desde esta nueva ubicación montaríamos de nuevo nuestro campo de operaciones para ver la zona. Zadar, la Isla de Pag, etc…
Carretera hasta Starigrad
De nuevo realizamos la ruta por carreteras secundarias para disfrutar del paisaje. Esta vez nos acompañó la niebla durante bastante tiempo. Nos gusta bastante esa sensación de estar perdido en medio de la nada, pero luego sales de la niebla y todo vuelve a la normalidad.
El paisaje poco a poco fue cambiando. Pasamos de ver bosques muy tupidos en los que apenas entraba la luz, a una zona donde apenas había árboles altos y todo se iba volviendo cada vez más rocoso. De nuevo pasamos por muchas zonas en las que aun se veían los destrozos de la guerra. Vimos muchas casas abandonadas junto a otras que estaban habitadas.
Había casas reconstruidas que parecía que habían dejado los agujeros en la fachada para no olvidar lo que allí pasó, no sé, es una teoría, no tengo ni idea si de verdad lo han dejado así por eso o porque les faltan medios para arreglarlo. Lo que sí es cierto es que se te encoge el estómago al pensar en lo que aquello debió ser. ¡Qué absurdas son las guerras!
Un policía se arrepiente y decide dejarnos seguir
Seguíamos por la carretera y de repente a lo lejos vimos un policía que comenzó a hacernos señas para que parásemos. La verdad es que era fácil porque por allí no pasaban casi coches. Cuando ya casi estábamos parados como buenos ciudadanos y el policía vio la matrícula, puso cara de poker y nos indicó que continuáramos, jejeje. No hay como ser guiri en estas situaciones.
Llegamos al Camping en Starigrad
Después de un montón de curvas por la carretera de la costa llegamos por fin al camping Plantaza en Starigrad. En esta zona hay un montón, pero Quim había elegido este porque le pareció la mejor opción calidad precio, 120 HRK por día, bastante bien y encima da al mar por lo que sales de la tienda y metes los pies en el agua si quieres. Cerca está el Parque Natural de Paklenica un sitio genial para caminar y escalar, los amantes de la escalada tienen aquí todos los grados, desde escalada deportiva a vía larga. Nosotros no nos habíamos traído el material así que ahí no hicimos nada de nada.
Por la tarde decidimos tener un rato de relax y bañarnos en nuestra calita. El agua estaba congelada así que aunque entramos muy brabucones enseguida nos encogimos, eso sí más chulos que un ocho ¡nos bañamos durante 5 minutos! Tiempo más que suficiente para que yo pusiera la mano en un erizo de mar, con las consecuencias correspondientes.
Tranquilos no me han tenido que amputar, solo me clavé un pincho y con la pericia necesaria lo sacamos con las pinzas y como nueva. Aquí a las 21h todo el mundo ya estaba durmiendo. Que los vecinos sean alemanes y austriacos da tranquilidad, así que “allí donde fueres haz lo que vieres”. Aunque no tenemos la costumbre de ir a dormir a la misma hora, tampoco aguantamos hasta la 1h, jeje.
Isla de Pag
Al día siguiente el recorrido era la Isla de Pag y luego Zadar. Me levanté con mis múltiples picaduras en las piernas. Este año me han breado los mosquitos, todos los que no me picaron en Vietnam lo han hecho aquí. A esto le unimos algún tipo de reacción que ha hecho que mi frente parezca una paella, parezco un grano con patas. En cuanto pudimos buscamos una farmacia donde una pomada fue aliviando el tema, ¡si es que soy la pupas!
La Isla de Pag es bastante extraña, no hay árboles, el paisaje es bastante desértico y la verdad es que tiene su punto. Si no hubiéramos tenido la mala suerte de que la luz estaba siendo muy mala hubiéramos hecho mil fotos, aun así hicimos bastantes. Al llegar al pueblo de Pag lo primero que hicimos fue comprar su típico queso, a eso no me podía resistir. Aquí tienen un queso muy especial ya que las ovejas pastan en campos salados, por lo que su leche tiene un gusto muy diferente.
El queso de Pag está buenísimo así que si visitas este pueblo tienes que probarlo. Otra cosa muy típica de Pag son las mujeres tejiendo ganchillo, como llegamos al medio día solo encontramos a una, pero nos consta que suelen haber bastantes. El centro del pueblo es muy pequeño y se ve rápido, es bastante agradable y está muy cuidado. Por fin probamos los helados Croatas, que tienen fama de ser buenísimos y es cierto, eso sí ponen muchísimo…empacho total.
Suguiente parada Zadar
Continuamos nuestro camino hacia Zadar. Dejamos el coche aparcado al otro lado del puente que lleva a la zona antigua. Es un barrio normal y no se paga por aparcar, en el resto si quieres dejar el coche cerca, hay zona azul que se paga hasta las 22h. No se escapa nadie.
Zadar es bastante bonito, empedrado, con mármol blanco, como viene siendo típico en los cascos antiguos que hemos visitado. Tiene bastantes rincones y callejuelas por donde es muy agradable pasear. Los restos romanos se mezclan con los monumentos e iglesias, perfectos para hacer fotos a las muchas novias que se debieron casar ese día, porque madre mía las veíamos por todas partes.
El Órgano del Mar de Zadar
Nos encontramos a un español que nos saludo al oírnos hablar, el primero que vemos por aquí y continuamos nuestro paseo hacia la escultura más aclamada de la ciudad, el Órgano del Mar. Son unos escalones junto al mar, que están perforados y cuando las olas golpean empujan el aire hacia arriba y suena música. La verdad es que nos encantó y estuvimos allí sentados disfrutando del atardecer y del sonido que es bastante relajado. Al lado justo hay otra escultura del mismo artista que se llama El Saludo al Sol, son una serie de placas solares colocadas formando un círculo, puedes caminar por encima y por la noche se encienden, es curioso pero nada que ver con el Órgano.
Decidimos emprender la vuelta y nos encontramos a un hombre muy simpático en el puerto que nos empezó a dar consejos de lo que no nos debíamos perder en Croacia. Hasta nos dijo que bajáramos a Montenegro. Si nos sobrasen días, yo encantada pero me temo que no es tan fácil. De nuevo odisea con las gasolineras. No sé qué pasa en este país, cuando necesitas una gasolinera no hay, mucho cuidado con eso, están pero no en las carreteras sino dentro de los pueblos. A la vista de nuestro apuro tuvimos que volver de nuevo a Zadar y echar en la que ya teníamos controlada.
Una vuelta en plan “pilla esa carretera que es la que conocemos” y regalo de 12 km para llegar a nuestro alojamiento. Así somos pero bueno ¡por lo menos estamos consiguiendo llegar a los sitios. Al día siguiente teníamos previsto visitar Split y Trogir.