Nos íbamos de Antalya a Pamukkale. Teníamos muchas ganas de visitar esta formación natural. La información que teníamos del sitio prometía. Yo (Elena) solo tenía 2 semanas de vacaciones y pensaba que no me daría tiempo a verlo. Al final me llevé una gran sorpresa, habíamos ido más deprisa de lo habíamos calculado por el resto de Turquía.
Hablamos con los del hostal de Antalya para ver si podíamos dejar parte del equipaje allí, en un par de días volveríamos. Nos dijeron que sí aunque el día que volvíamos tenían el hostal lleno así que no podríamos dormir allí. Pensamos que eso ya lo resolveríamos a la vuelta.
Desde Antalya a Pamukkale
Más ligeros de equipaje fuimos a la parada de autobús para subir al 93 que es el que llega hasta la Otogar, la central de autobuses. Después de una buena caminata lo encontramos y pudimos por fin poner rumbo a la Otogar donde pensábamos encontrarnos con otros dos compañeros de viaje, Jaume y Roger. Pero cuando llegamos a la estación de autobuses se habían ido a una zona de escalada próxima así que les veríamos a la vuelta de Pamukkale.
Esperando a nuestro bus, nos encontramos con Jordi y Mari, los españoles que nos habíamos encontrado el día anterior en el restaurante y que a partir de ese momento serían nuestros compañeros de viaje en la zona de Pamukkale.
El bus estaba muy bien, con pantallas de tv en cada asiento y muy cómodo. Pero todo no podía ser perfecto. En una parada subió un hombre turco y se sentó junto a Nuri, inmediatamente vino el azafato y de muy malos modos nos obligó a cambiarnos de sitio. Hizo sentarnos a las mujeres juntas y a Quim con el señor turco.
Le pedimos explicaciones ya que no nos parecía normal. Lo único que conseguimos fue una cara de mala leche que no veas y golpes en la mesita del asiento para que comprendiéramos que ahí se hacía lo que él decía y punto. Total decidimos pasar del tema y continuar el viaje del mejor modo posible. Nos sentamos como a él le apetecía y pasamos tranquilos los 220 kilómetros del viaje.
El autocar de Antalya a Pamukkale no llegaba hasta nuestro destino final. La última parada la tenía en la ciudad de Denizli. Para recorrer los últimos 20 kilómetros subimos en un dolmus (bus pequeño) rumbo a Pamukkale. Estábamos deseando llegar a nuestro destino. En la Otogar nos habían hablado muy bien del Sunrise Aya Hotel. Fuimos a verlo y nos gustó bastante. Además estaba muy cerca del entorno natural, podíamos ir andando. La ciudad de Pamukkale es pequeña por lo que desde cualquier alojamiento se puede llegar a pie.
Intentamos entrar gratis en Pamukkale
Como no teníamos mucho que hacer nos fuimos a dar una vuelta y llegamos a la zona de acceso de Pamukkale. El sitio es impresionante, es una montaña blanca en medio de la nada que parece que está nevada, pero no es calcio. Al pisarlo es como si caminaras por piedra pómez, es muy curioso. Pamukkale significa castillo de algodón.
Como era tarde no íbamos a pagar por entrar, lo dejamos para el día siguiente. Comenzamos a subir por la parte izquierda de la montaña, pensando que era realmente fácil colarse. En realidad no teníamos intención de hacerlo y tampoco hubiéramos podido conseguirlo porque en seguida apareció un guardia de seguridad para invitarnos a bajar de allí.
En vista del éxito nos fuimos a tomar algo y a cenar en el hostal. Estuvimos charlando hasta que se hizo bastante tarde. Una día muy agradable en compañía de nuestros nuevos amigos. Al día siguiente íbamos a visitar Pamukkale.