Acuario de Gijón y retirada de la ciudad

Después de estar varios días alojados en el Camping Costa Verde en Colunga íbamos a visitar el Acuario de Gijón. Éric estaba muy ilusionado, le encantan los peces, el mar y conoce un motón de especies. Lo que no nos imaginábamos era que tendríamos que abandonar esta preciosa ciudad antes de lo previsto.

Acuario de Gijón
Acuario de Gijón

Elena y yo nos levantamos un poco tocados de la espalda. La parcela que nos habían dado en el camping no tenía sombra y para mitigar un poco los efectos del sol habíamos puesto un toldo cogido a la tienda. Para los peques iba genial, pero nosotros nos teníamos que agachar continuamente y al final nos pasó factura.

De camino a Gijón

Primera parada, el Acuario de Gijón

En unos 40 minutos nos plantamos en Gijón. Aparcamos junto al Museo del Ferrocarril que también teníamos intención de visitar. El Acuario de Gijón se encuentra junto a la Playa de Poniente en un edificio impresionante. Cuando llegamos y conseguimos las entradas tuvimos que esperar para dejar una distancia prudencial respecto a la gente que llevábamos delante por el COVID.

Pez Ángel en el Acuario de Gijón
Pez Ángel

Empezamos el recorrido por los 12 ecosistemas que hay en el Acuario de Gijón y en seguida Éric empezó a nombrar todos los peces que conocía. Álex quería avanzar pero debíamos esperar a que los que teníamos delante siguieran el recorrido. No había mucha gente, así que en cuanto nos espaciamos fuimos mejor.

Éric observando los peces en Gijón
Éric observando los peces

En el Acuario hay más de 400 especies, así que estuvimos entretenidos bastante rato. Mientras Elena y yo seguíamos tocados de la espalda, tener que coger a Álex cada dos por tres no ayudaba. Aún así seguimos disfrutando del recorrido mientras los peques iban como locos por el Acuario viendo peces y más peces.

Disfrutando del Acuario de Gijón en familia
Disfrutando del Acuario

Como es lógico, cuando llegamos al acuario más grande Éric y Álex disfrutaron más todavía viendo a los grandes peces. una vez acabado el recorrido nos dirigimos al centro de la ciudad. Como era la hora de comer nos pusimos a la búsqueda de un lugar, Éric cuando vio una hamburguesería no dio lugar a negociación.

Elena se queda doblada

Después de comer Elena iba a peor, fuimos caminando hacia la playa de San Lorenzo. Hicimos una parada en los bancos que hay junto a las antiguas termas romanas de Campo Valdés para ver si se recuperaba. En vista de que la cosa no mejoraba decidimos que Éric se iba a quedar con ella y yo me llevaba a Álex, que estaba dormido, para ir a buscar el coche que lo teníamos junto al Museo del Ferrocarril.

Playa de San Lorenzo
Playa de San Lorenzo

Una vez estuvimos todos juntos, con Elena que caminaba como una abuelita, decidimos hacer una parada en el Hospital Universitario de Cabueñes. Con el rollo del Covid no podíamos entrar con ella, así que la dejamos en la puerta y esperamos en el aparcamiento. Por suerte hay un parque infantil y los peques pudieron jugar un rato.

Hospital de Cabueñes de Gijón
Hospital de Cabueñes de Gijón

A la hora apareció Elena, la habían medicado pero aún seguía a medias. Dimos por concluido el día para volver al camping. Con este nuevo inconveniente seguíamos acumulando mas incidentes. Si quieres conocer todo lo que nos pasó visita nuestra entrada de las vacaciones accidentadas en Asturias.

El día siguiente se complicó aún más

Dormir en un camping cuando estás jorobado de la espalda no es lo mejor. Elena seguía bastante tocada, así que se quedó descansando y me llevé a los peques para que jugasen en la playa. Cuando se encontró mejor se acercó para estar con nosotros. En el momento de volver el cerebro y el cuerpo de Elena no se pusieron de acuerdo.

Álex y Éric en la playa de la Griega en Colunga
Álex y Éric en la playa de la Griega en Colunga

El dolor era tan intenso que no se podía levantar del suelo. Una mujer que estaba al lado se ofreció para ayudarnos y quedarse con ella y los niños mientras yo iba a buscar el coche. Cuando estaba de camino me di cuenta que poco iba a poder hacer. Ella estaba tirada en la arena y para llegar hasta donde dejase el coche tenía que caminar o reptar unos 40 metros por la arena.

La mejor opción o la única era llamar al 112. Cuando lo hice me dijeron que tardarían un poco, ¿cuánto es un poco?, lo que tarden me dijeron. Una vez estuve junto a Elena y los peques, los socorristas de la playa de Colunga estaban a su lado. Les habían avisado del 112 e intentaban echar una mano. Se portaron genial, al cabo de una hora de larga espera entre 4 la llevaron hasta la acera. Allí nos quedamos esperando.

Por fin llega la ambulancia

Cuando oímos la sirena de la ambulancia creíamos que estábamos soñando. Después de 1 hora y media por fin llegaban. Después de cargarla en el vehículo ya solo quedaban unos 40 minutos de carretera de curvas hasta el Hospital de Arriondas. Uno de los que la acompañaban en la ambulancia le dijo, «vas a botar un poco», muy alentador.

Elena a punto de salir al hospital
Elena a punto de salir hacia el hospital

Cuando Elena llegó a urgencias con las esperanza de ver mitigado su dolor, el destino quiso que se cruzase con la enfermera más amargada del hospital. Dijo que no había comido y se fue sin ponerle el intravenoso para poder suministrarle calmantes. La comida no le sentó bien tampoco, ya que su mal humor y malestar por sus condiciones laborales las descargaba en los pacientes.

Cuando llegamos junto al Hospital para no tener a los niños esperando se me ocurrió llevarlos a un chiquipark que había visto. La espera para ellos fue más amena. Una vez la recogimos y se libro de la «simpática» enfermera volvimos a Colunga. Por el camino pasamos junto al Mirador del Fitu, suele estar bastante concurrido pero no había ni ganas ni fuerzas para parar.

Una panorámica para despedir el día

Pasado el mirador del Fitu, Asturias nos hizo un regalo. Las nubes estaban bajas y el sol se estaba escondiendo. Un atardecer con las nubes de filtro hizo que la vista fuese espectacular y no pude evitar parar para hacer un par de fotos y después dirigirnos a nuestra última noche en un camping durante este viaje. Al día siguiente recogeríamos para dormir las dos noches que nos quedaban en un hotel.

Atardecer en Asturias
Un regalo para acabar un mal día

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