Se acababa el viaje para mi (Quim). Nuri mi amiga seguiría una semana más por Turquía. Ahora me tocaba cruzar todo el país desde Hasankeyf a Estambul. Tenía que recorrer casi 1500 kilómetros, una parte la haría con ella hasta Malatya y desde allí seguiría solo hasta la capital del país. No iba a ser fácil pero eso era lo divertido de viajar.
Saliendo desde Hasankeyf
Teníamos que coger el dolmus que pasaba a las 8h de la mañana. Para amenizar la espera tomamos un te en la tetería que había en frente del motel más guarro de Hasankeyf. Cuando llegó metimos las mochilas en el portaequipajes del minibús que no ofrecía muchas garantías de cerrar muy bien y subimos.
Con las prisas, Nuri no vio un pequeño escalón que había nada mas pasar la cabina del conductor y en un alarde de equilibrio y suerte consiguió no aterrizar de boca en el pasillo del dolmus. Con esto consiguió, si es que alguien estaba dormido, despertarlo del todo, ya que estaba lleno el bus. Todo el mundo estalló a reír, después de sentarnos y transcurridos algunos kilómetros, aún se iban riendo algún pasajero cuándo giraba la cabeza o nos miraba de reojo. Nuestro viaje de Hasankeyf a Estambul empezaba por todo lo alto.
Llegamos a la ciudad de Batman
Transcurridos unos 20 minutos llegamos a la estación de autobuses de Batman. Subimos a una furgoneta, por aquí casi nadie hablaba inglés no entendíamos muy bien si ese era el minibús que nos llevaría a Malatya como nos había parecido entender. Nos dijo el conductor algo en turco, que como es lógico no entendimos.
Nos pusimos en marcha, al poco se paró delante de un almacén y se liaron a cargar bolsas industriales llenas de pañales envasados individualmente. Para acabar de completar el momento en el que parecía que nunca íbamos a salir de Batman, ¡volvimos a la estación de minibuses de la que habíamos salido!, para que subieran 2 personas más, nunca te dejan de sorprender.
Por fin conseguimos salir de Batman hacia Diyarbakir. Pasadas 4 horas de viaje nos despojamos de la valiosa carga de pañales para seguir hasta Malatya. Quedábamos 4 en la furgoneta, como podíamos intentábamos comunicarnos, pero era complicado. Sólo hablaban turco y con el mini diccionario de la Lonely plantet intentamos hablar con ellos sin mucho éxito, pero la intención era lo que contaba.
Siguiente escala Malatya
Sobre las 13h paramos a comer a unos 50kms de Malatya y de aquí nos dejaron en la Otogar en dónde Nuri compró su billete a Göreme. Volvimos al centro de la ciudad para reunirnos con Kemel (nuestro contacto con el que fuimos al Monte Nemrut) a ver si nos llevaba a alguna pensión.
Nos llevó a una pensión que era barata, tuvimos mala suerte y no había sitio. Comenzamos a visitar varios moteles pero estaban todos llenos. Siempre acompañados por el ayudante de Kemal que se llamaba Ramazan, el cual nos dijo que como estos eran limpios se llenaban antes. Eso significaba que teníamos que ir a los sucios a preguntar. Conseguimos alojamiento en uno cerca del centro que debió vivir épocas mejores.
Después de una merecida ducha nos fuimos a cenar a un restaurante al lado de la mezquita, la última juntos en Turquía, ya que al día siguiente nuestros caminos se separaban.
De Malatya a Estambul
Al día siguiente Nuri y yo nos despedimos y me fui andando hasta la parada del bus al aeropuerto. Pensaba que jamás llegaría al aeropuerto, se paraba continuamente a coger gente y veía que la hora de la salida de mi avión cada vez estaba más cerca. Una vez en la pequeña terminal, nos hacinamos para pasar el control de acceso a la sala principal dándonos empujones y otros cuantos más para conseguir la tarjeta de embarque. Aquí todo va lento y aún tuvimos que esperar hasta que pudimos embarcar. Ya quedaba menos para acabar el viaje desde Hasankeyf a Estambul.
El vuelo con Turkish Airlines desde Hasankeyf a Estambul fue muy bueno y barato, me costó lo mismo que un viaje Barcelona-Madrid y me dieron un desayuno que no se veía ni cuando daban catering en nuestro país, ¡Hurra por Turkish!. Una vez en Estambul volví a alojarme en el Istanbul Hostel. Durante los dos días que me quedaban hasta volver a casa me dediqué a realizar las últimas compras, visitar sitios y perderme por las maravillosas calles que hay alrededor del Gran Bazar. Tengo que reconocer que Estambul me encantó y Turquía, habían sido 3 semanas muy intensas.