Tocaba desplazarnos a Porto Novo. Después de un sueño reparador tocaba abandonar esta preciosa zona del pueblo de Paul. Desayunamos en la terraza con la espectacular vista de las montañas que nos rodean y pagamos la estancia. El dueño del alojamiento seguía poniéndonos los dientes largos diciendo que teníamos que ver los cráteres que hay subiendo por Corda. El problema es que el transporte hasta allí no es fácil y ya intuíamos que nos dejaríamos una pasta. Nos daba pena no poder visitarlo pero por desgracia no podíamos ir a todas partes.
Los taxistas no lo ponen fácil para ir a Porto Novo
Abandonamos Aldeia Jerome para ir a buscar un aluguer. En seguida vimos uno pero nos lo quería vender como un taxi por lo que nos pedía los famosos 1000 escudos para ir a Porto Novo. Intentamos negociar, queríamos esperar a que se llenase uno para que nos saliera más económico y el conductor decía que no lo íbamos a conseguir. Una mujer muy simpática que conocimos también intentó echarnos una mano. Lo único que conseguíamos era enfadar al tipo y que este hablase con otro conductor explicándole la historia. Nuestras posibilidades de ir con más gente se iban reduciendo ya que se unían en nuestra contra.
Yo, (Quim), me cabreaba la situación, me revienta que me tomen el pelo. Después de un tira y afloja apareció una pareja francesa a los que les habían dicho lo mismo que a nosotros por ir al mismo destino y viendo que no íbamos a conseguir nada subimos a regañadientes. Por lo menos los franceses eran simpáticos y fuimos hablando con ellos.
En Porto Novo
No tardamos mucho en llegar a Porto Novo. Era domingo y no había actividad, ninguna, nula, inexistente. Solo nos cruzamos con algunos lugareños y el hostal estaba a las afueras del pueblo. Era el más barato que pudimos conseguir (Yria Residencial). La persona que nos atendió era muy maja pero nos avisó que el calentador del agua no iba muy fino y la presión del agua tampoco.
Le dijimos que nos gustaría ir a alguna playa de la zona y ella nos ofreció ir a una que estaba una a 3 kilómetros de Porto Novo muy bonita y que llamaría a un taxista que nos cobraría 150 escudos por trayecto. Nos parecía un buen plan y accedimos. Quedó con él que nos vendría a buscar a las 17h.
Hicimos una aproximación al pueblo. Nos cruzamos con poca gente y solo encontramos un lugar donde comer que no estaba mal junto al puerto. Ante tal panorama volvimos a nuestra habitación y Éric se durmió en tiempo record. Cuando llegó el taxista seguía dormido, así que salimos con él en brazos. Pusimos rumbo a la playa aunque el tiempo estaba empeorando seguimos con el plan establecido.
Playa Los Curraletes con sorpresa
Cuando llegamos a nuestro destino ya está empezando a llover un poco. Para rematar el taxista nos dijo que le teníamos que pagar 1000 escudos ida y vuelta. Ante nuestro asombro le dijimos que estaba flipando y que nos habían dicho que eran 150. Dijo que era fuera de la ciudad y que eran 1000. La cagada había sido nuestra por no haberle preguntado antes de salir. Después de decirle @#*& y quedarnos con cara de tontos, solo podíamos volver con él a Porto Novo, no había otra posibilidad y además pagar otra vez por volver. Nos dimos cuenta que habíamos metido la pata hasta los hombros.
Había mucha actividad, pero la gente estaba recogiendo por culpa de la lluvia. Dimos un pequeño paseo y vimos algún nido de tortuga protegido con cintas. Había unos chicos con un caballo joven en la orilla. No sabemos porqué, se puso nervioso y a duras penas me dio tiempo de avisar a Elena que estaba con Éric. El caballo pasó a galope muy cerca de ellos, por suerte no pasó nada. Los chicos se disculparon mientras les sonreímos nerviosos por lo que podía haber pasado.
Lloviendo volvimos a subir a al taxi de nuestro timador que nos devolvió al pueblo. Cenamos en el mismo lugar en el que comimos ya que no había otra opción. La sensación que teníamos era de haber perdido el día durmiendo en Porto Novo y el dinero, si puedes evitar hacer noche aquí mejor.
Volvimos a la casa donde estamos solos y nos lavamos los pies los tres juntos en la ducha. Ducharnos enteros era imposible con la presión que había y sin agua caliente, ¡qué desastre!
Volvemos a Sao Vicente
Por la mañana le comentamos a la mujer lo que nos había pasado con el taxista y flipó con lo que le contamos. El dinero ya lo habíamos perdido. Le preguntamos si el taxista que vendría a buscarnos para ir al ferry iba a ser el mismo, porque ya se podía ir olvidando. Nos preparó un super desayuno y a las 8:20 vino el taxista para llevarnos al puerto.
El barco iba hasta los topes y poco a poco nos alejó de Santo Antao rumbo a Mindelo con una mezcla de sensaciones. Estábamos contentos por los paisajes de esta magnífica isla, pero enturbiado por el día perdido en Porto Novo, pero bueno, de todo se aprende. Volvíamos a Mindelo una isla que nos había encantado también.
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Me gustaría saber en qué mes fueron a Cabo Verde, lo digo por evitar la lluvia, gracias desde Canarias
Hola David, desde finales de agosto a principios de septiembre. Algo de agua pillamos, pero tuvimos más días de sol que de lluvia. Saludos!!