Ya estábamos en Lisboa y teníamos muchas ganas de conocer la ciudad. Viajar con Éric de 6 meses estaba siendo toda una aventura. No sabíamos cómo iba a responder y la verdad es que estaba aguantando como un jabato, estábamos más que felices. Así que, como dijo Quim, aunque bajemos el ritmo podemos seguir viajando con un bebé.
Castañas en Baixa
El día anterior, desde Évora
Salimos de Évora y pusimos rumbo a Lisboa. Llegamos entre chaparrones y con muchísimo viento. Tras alguna vuelta con el GPS, de esas que te incitan a tirarlo por la ventanilla, conseguimos llegar a la casa de Inés. Era la persona que nos había alquilado el piso en Lisboa a través de Airbnb. Era la primera vez que usábamos este sistema de viaje y la verdad es que nos estaba pareciendo una idea genial.
Los alojamientos tienen precios razonables y con todas las comodidades como si estuvieras en tu casa. Inés es profesora y tardó un pelín en ver nuestras llamadas, tenemos que decir que avisamos un poco tarde de nuestra hora de llegada por lo que nos tocó esperar. El recibimiento fue genial y el piso cubría todas nuestras necesidades.
Lisboa, explorando la ciudad
Por la mañana Éric tocó diana más o menos pronto. Como no habíamos preparado nada al final salimos un poco tarde. Menos mal que en Lisboa es una hora menos. Uno de los cambios que estábamos notando era que nos teníamos que organizar mucho mejor y preparar muchas más cosas. Ahora ya no consistía en preparar solo las cámaras y salir zumbando. Había que preparar todo lo necesario para pasar el día fuera con un bebé; ropa de recambio, pañales, crema de sol, trastos para la lluvia y por supuesto su comida.
Nuestro piso estaba cerca del metro de Olaias, no estaba muy cerca del centro pero en unas 6 ó 7 paradas llegas a donde quieras. El metro de Lisboa no está mal, pero con respecto a los accesos para carros y discapacitados deja bastante que desear. Muchas escaleras y algunas estaciones sin ascensor o ascensores que no llegan hasta la calle. En fin, entre los dos se hizo bastante sencillo así que cuando no quedaba otra cargábamos con el carro y ¡ale, para arriba!.
Tarifas del metro de Lisboa
Nosotros lo que hicimos fue comprar una tarjeta recargable en la máquina que hay en las estaciones. Hay billetes para un día y poder usarlo todo lo que quieras pero como no iba a ser nuestro caso y también los íbamos a utilizar más días pensamos que era la mejor opción. Aquí están las diferentes tarifas.
Empezamos a visitar Lisboa por Baixa/Chiado, donde caminamos un poco hasta la oficina de información turística. Con el mapa en la mano y con bastantes indicaciones nos dimos cuenta que era la hora de comer. Comenzamos la tarea de buscar un sitio asequible y a ser posible poco turístico para comer.
Algo bastante complicado, toda la zona está repleta de restaurantes con la carta en mil idiomas y precios que de baratos no tenían nada. Al final comimos en una terraza en la Avenida da Liberdade, en un sitio que se llama Maritaca, es un puesto en la calle que hacen unas pizzas calçone que estaban muy buenas.
Despiste en el tranvía 28
Nos subimos al tranvía 28 para hacer un recorrido por la ciudad. Nuestra intención era bajarnos lo más cerca posible del castillo y desde ahí callejear. A veces se nos va la olla y como no había ninguna indicación que ayudase, cuando nos dimos cuenta estábamos de nuevo en el barrio de Baixa. El billete para el tranvía 28 se puede comprar en el mismo vehículo, sí compraste el billete de metro valido para todo el día lo tendrás incluido.
En todos los viajes hay algún momento para hacer el primo y esta vez habíamos empezado pronto con el error del tranvía. Cambiamos los planes y recorrimos las callejuelas, pasando por el Arco de Sua Augusta y paramos en una pastelería para merendar y probar unos pastelitos de Belem, que aunque Quim insistía que no eran los auténticos, a mi me parecieron buenísimos.
Subimos al Mirador de Santa Justa
Por la tarde Lisboa tiene otro aire, la luz era preciosa y el ambiente con músicos callejeros y artistas por los rincones. Era una pena que Éric a esas horas ya empezase a estar cansadillo. Habíamos decidido subir al mirador de Santa Justa para disfrutar del paisaje. La pena era que está en obras y un andamio lo cubría totalmente, ya teníamos la excusa para volver.
Al mirador de Santa Justa se puede subir en ascensor (pagando) o bien dando un paseo. La subida no es nada del otro mundo y se llega rápido. La vista merece la pena y hay una visión panorámica de toda la ciudad. Aquí el tiempo nos dio una tregua y nos dejó disfrutar de la panorámica de Lisboa con la luz del atardecer, chulísimo. Así nos despedimos ese día, esperando que al día siguiente pudiésemos disfrutar más y mejor.
Qué más ver en Lisboa
Lisboa es una gran ciudad a nosotros nos gustó mucho y seguro que volveremos para seguir conociéndola. Te recomendamos que visites el barrio de Barrio de Alfama y el Barrio de Belem, seguro que te gustarán.
Si quieres tener un descuento en tú próximo alojamiento en Portugal podemos hacer un poco de karma.
Hi
My name is Beatris Merchant and I am writing to you from Nightingale Remedies
I would be most appreciative if you and your team at losviajesdequimyelena.com could nominate our company to be featured in in this article for 2022:
Regards
El Gallo
Beatris Merchant
Great Britain, NA, Spalding, Pe11 4gz, 97 Hampton Court Rd,
Hola Beatris,
Esto es un blog de viajes en familia, no podemos mencionar este tipo de contenidos.
Saludos