Dubrovnik, Es la perla del Adriático

La perla, ¿dónde está la perla? Pues en el Adriático y se llama Dubrovnik. Eso sí lo saben los miles de cruceristas que amarran y hacen que te sientas acorralado por caminantes, estilo The Walking Dead, a dos por hora rodeándote cuando menos te lo esperas. A veces es un poco agobiante pero es una ciudad que no puede faltar si visitas Croacia.

Recogemos nuestras cosas en Stobrec

Pero bueno antes de contar lo que nos ha pareció Dubrovnik, nos queda narrar el día de ayer. Por la noche nos cayó la tormenta del siglo, bueno igual un poco exagerada pero es que es verdad que no paró en toda la noche, tronaba y retumbaba un poco el suelo…vale, ahora sí que exagero. El caso es que parecía que paraba y justo cuando nos íbamos a levantar empezó de nuevo. ¿Qué podíamos hacer?, pues nada, quedarnos vegetando un rato hasta que pasara.

Con el tema de la lluvia nos tocó salir más tarde. Suerte que paró de llover y hasta salió un poco el sol, así pudimos secar más o menos bien las cosas y por fin ponernos en marcha. Íbamos muy ilusionados decididos a coger esta vez la autopista, ya que hay bastantes kms hasta Dubrovnik y las carreteras son muy malas. Así lo hicimos pero ¡oh! nuestro gozo en un pozo cuando descubrimos que después de unos cuantos kilómetros la super autopista se acababa.

Seguían con las obras y aun quedaban más de 100km para nuestro destino. Seguimos por un camino de cabras hasta enlazar con la carretera de la costa y mucha paciencia. Las lluvias habían provocado desprendimientos en la carretera y los autobuses de delante no pasaban ni de broma. Pisamos Bosnia un ratito. Para ir a Dubrovnik, tienes que atravesar la frontera de Bosnia y recorrer unos kms pasando un pueblo, no vimos demasiada diferencia.

Llegamos a Dubrovnik

La llegada a nuestro camping en Dubrovnik también fue un poco aventura, íbamos al que teníamos preparado desde hacía tiempo. Quim había visto en internet su web y todo, camping Kupari en el pueblo de Mlini. Conseguimos llegar pero ya de entrada no había nadie en recepción por lo que decidimos entrar e ir al restaurante para que nos indicaran, pero allí aun peor. Estaba abandonado, y el camping la verdad es que también. Había algunas caravanas pero parecían más bien ocupas, así que decidimos ir a otro.

Alojamiento en Dubrovnik

Tras una pequeña búsqueda por la zona decidimos hacer caso a la Lonely Planet y nos fuimos al camping Solitudo. Está a 5km de Dubrovnik y la verdad es que estaba muy bien y con ¡WIFI gratis! Pero creíamos que era solo por estar fuera de temporada. Llegar a este camping también fue un poco odisea. Si vas desde Dubrovnik tienes que coger el desvío justo antes del puente y seguir las indicaciones, estas desaparecen en muchos momentos pero si lo hemos conseguido nosotros cualquiera puede. El precio no era muy económico, 230 HRK al día, pero mereció la pena.

Con el lío al final picamos algo a las 18h, buena hora para comer-merendar-cenar y tras una lavadora por pura necesidad fuimos a dar un paseo por la zona. Cerca hay una playa que está muy bien, pero como no, nos desviamos del camino y terminamos en una especie de complejo turístico con galería y restaurantes a todo trapo. Eso sí, luego decidimos volver a por las cámaras y bajar a la playa para hacer algunas fotos de la luna casi llena que había esa noche.

Por la mañana nos pusimos pronto en marcha. Nos han acompañado en el desayuno dos cachorrillos de gato de por aquí con los que he hecho buenas migas, ya tienen hasta nombre. Quim flipa, pero se llaman Tigretón y Casper, sí lo sé, muy original.

Conseguimos llegar a la zona antigua de Dubrovnik

Tras una pequeña odisea para ir al bus, nos dijeron que los tickets se compraban en el super y este estaba cerrado. Unos alemanes nos dijeron que también se podían comprar en el propio autobús, así que allí nos dirigimos los 4 y en poco rato estábamos en el centro de Dubrovnik. Por cierto, billete de ida 15 HRK cada uno solo ida. Era solo el principio de lo que nos esperaba en la ciudad.

Nada más pisar Dubrovnik ya nos dimos cuenta lo alucinante que es la ciudad. Con razón le llaman la perla del Adriático es super chula. Suelos empedrados de mármol, una muralla que lo rodea todo y casas de piedra y monumentos por todas partes. Es pequeño pero no te cansas de recorrer sus calles, eso sí como decía al principio, es ruta obligada para los cruceros que van por el Adriático.

Hay grupos de turistas en masa por todas partes, menos mal que estábamos en octubre, no quiero pensar lo que debe ser en temporada alta. Tras un primer recorrido perdiéndonos por las callejuelas vimos que los precios de la guía Lonely Planet ya no valen de mucho, y eso que era del año pasado. En algunos casos han subido más del doble o ahora cobran por lo que antes no lo hacían como recorrer la muralla.

Museo de la guerra

Entramos en el museo de la guerra, que nos costó 30HRK. No hacía falta fijarse mucho para ver que casi todos los tejados son nuevos de muchas casas y la muralla están reconstruidas. A mí me apetecía ver fotos de cómo fue aquí la guerra y así valorar aun más lo que veíamos, pero la verdad es que no había apenas fotos de la ciudad. Se nos pusieron los pelos de punta al ver las miles de historias que contaban las imágenes.

Tras una comida más o menos rápida, trozo de pizza, patatas, etc. Quim no podía aguantar más y quería subir a la muralla. Al comprar los tickets habíamos visto que incluían la visita al Fort St. Lawrence que está fuera de las murallas. Así que allí nos dirigimos y las vistas de la ciudad eran geniales.

Recorrido por la muralla de Dubrovnik

Ya sí, no podía retrasarlo más, que conste que solo lo quería hacer para que la luz fuera lo mejor posible. La entrada a la muralla de Dubrovnik costó 70 HRK, así pasan de no cobrar nada a esto, están aprendiendo rápido. Si tienes que elegir un sitio para entrar, yo desde luego no me perdería el paseo por la muralla. Nosotros nos explayamos muchísimo, con paradas incluidas para hacer fotos y esperar a que bajara el so. La verdad es que la vista desde ahí es irreemplazable ya que ves Dubrovnik desde un ángulo muy diferente y te permite verla en detalle.

De nuevo más paseos por la ciudad hasta que anocheció y por fin acabamos haciendo las fotos nocturnas. Eso sí buscándonos la vida porque los trípodes grandes nos los habíamos dejado en el coche, así somos de listos.

La vuelta bien, rodada y nada más llegar a la parada apareció el bus. Nos bajamos donde debíamos y claro, no podía ser tan fácil. En lugar de volver por donde habíamos venido, Quim que según él tiene vista fotográfica como el de la peli de Jason Bourne, se empeñó en que había una bajada mejor con una carretera directa al camping. Venga a insistir y claro yo como lerda “venga vamos a hacerle caso”, el resultado una vuelta del copón con la que ha quedado más que demostrada la poca vista fotográfica de Quim.

Si quieres ver nuestra ruta por Croacia, échale un vistazo a nuestro blog.