Nos mudábamos al Parque Natural Sintra – Cascais. Después de 3 días en Lisboa teníamos ganas de seguir conociendo la zona. La capital de Portugal nos dejó un buen sabor de boca, es una ciudad preciosa y nos quedamos con ganas de conocer mucho más.
Mucha gente nos había dicho antes de viajar a Portugal que el Parque Natural de Sintra es como un cuento de hadas y queríamos descubrir si era verdad. Lo bueno de esta zona es que no está muy lejos de Lisboa.
Antes de salir de Lisboa nos despedimos de Inés, la mujer que nos alquiló el piso a través de Airbnb. La experiencia estaba siendo muy buena y el trato genial. Lo único malo es que nos dimos cuenta que para la próxima el dormitorio debía estar en una habitación aparte. Parece una chorrada pero cuando viajas con un bebé a partir de las 21h él ya está dormido. Al estar todo en la misma habitación nuestra vida se convertía en hablar en susurros y hacer el mínimo ruido.
Cabo da Roca en el Parque Natural Sintra
La casa de Sintra estaba en un pueblo que se llama Ulgueira, muy pequeño y bonito, tranquilidad a tope que es lo que queríamos. El primer día en el Parque Natural Sintra fue una toma de contacto de la zona y terminamos haciendo algunas compras y nos acercamos al Cabo da Roca para dar una vuelta. Pensamos en volver otro día para ver el atardecer.
Es el punto más al oeste de Europa y es muy chulo, si no fuera porque van autobuses repletos de turistas sería una gozada. Alucinamos con un grupo de rusos a los que les dieron una copita en el bus para abrir boca y con el medio pedal se saltaban las vallas para hacerse fotos, tener al lado un acantilado no debía impresionarles.
En esta zona hay mucho que ver y hacer. Decidimos empezar por visitar la costa. De esta manera evitábamos aglomeraciones en los castillos y palacios, los fines de semana hay mucha gente. De modo que fuimos con el coche hasta la Playa das Maças. El Atlántico es una pasada, muy salvaje y con olor a «mar» de verdad (esto los que seáis de interior lo entenderéis). Nos quedamos como embobados observándolo un buen rato y de ahí, aprovechando una siesta de Éric, a hacer fotos de los acantilados.
Playa das Maças
Para comer en el Parque Natural Sintra teníamos pensado ir a un restaurante que está en Azenhas do Mar, con el mismo nombre. Está junto a un acantilado y una piscina natural que se forma cuando sube la marea. Como no habíamos reservado y solo nos ofrecían una mesa junto a la barra y sin vistas decidimos probar otra opción. El restaurante era de los que picaban, por lo menos pagar para disfrutar del enclave a parte de la comida. Con nuestras ganas de pescado, o más bien las ganas de pescado de Quim, volvimos a Playa das Maças donde finalmente nos pusimos hasta arriba de pescado fresco en el restaurante Buzio a buen precio.
¿Y tras la comida qué tocaba? Pues una siesta, pero claro aquí el que siempre se apuntaba era Éric. Hicimos turnos en la playa para quedarnos con él. El otro se iba escapando para investigar por ahí. En mi turno me tocó descubrir lo peligroso que es el océano, un bañista se metió y no podía salir de ninguna manera, al final le ayudaron unos surfistas que si no llegan a estar allí él hombre no lo cuenta. Cuando llegaron los servicios de emergencia había pasado más de media hora y ya estaban llegando a la orilla.
Con el susto en el cuerpo nos fuimos a Praia Grande donde por fin pude hacer fotos, todo el día pendiente del peque y sin poder hacer casi, así que era mi momento. Un atardecer chulísimo en una playa enorme y repleta de surfistas. Aquí acabamos nuestro primer día en el Parque Natural Sintra, lo mejor estaba por llegar.