A veces descubres lugares que hacen que te lo pases en grande y este fin de semana nos sorprendió gratamente un sitio al que le habíamos echado el ojo hacía tiempo pero que queríamos visitar cuando Éric tuviese edad para disfrutarlo y consideramos que ya era el momento. Así que visitamos el “Sendero de los sentidos” en Arbúcies, a los pies del Montseny.

El Sendero de los sentidos está dentro de las instalaciones de La Selva de la Aventura en las que además de esta propuesta se pueden hacer circuitos de aventura y otras actividades rodeados de naturaleza, nosotros por diversos motivos sólo podíamos realizar el circuito de los sentidos.

LO DIVERTIDO ES HACERLO DESCALZO
La particularidad de este recorrido es que hay que hacerlo descalzo, se tarda según ellos 1h 1/2, nosotros nos entretuvimos bastante ya que disfrutamos mucho y no teníamos ninguna prisa en llegar al final, por lo que estuvimos unas 2 horas. Es recomendable ir con pantalones cortos y llevar una toalla para el final del recorrido poder lavarnos los pies.

Se puede hacer descalzo o no, si no lo deseas puedes hacerlo con unas sandalias, a Éric no le apetecía y salvo en algún punto en concreto no se quitó apenas las sandalias. El recorrido es apto para todos los públicos, si el peque es muy pequeño puede ir en una mochila para transportarlo.

La gracia de hacerlo descalzo es que podremos sentir con nuestros pies la naturaleza, pisando diferentes texturas, arena, madera, corcho, paja, piedras, troncos, barro, agua y vivir la montaña de una manera a la que no estamos acostumbrados.

Durante el recorrido podremos descubrir no solo el tacto con los pies, también con las manos, el olfato, el oído, los más pequeños disfrutarán a cada paso y los mayores también. Durante el recorrido hay un área de descanso en el que te quedarías horas si tuviese un pequeño bar, pero no es así, pero si lleváis algo para comer es el lugar ideal.

UN LUGAR PARA EXPERIMENTAR
Además durante el trayecto también nos refrescarán la memoria con el reciclaje y con el cuidado del entorno que tanta falta hace. El itinerario transcurre en su gran mayoría bajo la sombra, lo que en verano se agradece mucho. Uno de los puntos que más le gustaron a Éric es un puente que con el peso se hundía en el agua de un pequeño estanque, lo repetimos tres veces y hubieran sido más si no hubiésemos convencido a Éric de que debíamos proseguir.

La ruta es circular, por lo que de vuelta al punto desde el que salimos podremos, previo lavado de nuestros pies, volver a ponernos el calzado con el que al principio nos sentiremos extraños después de tanto rato sin ellos.

Muy a nuestro pesar abandonamos el lugar en el que disfrutamos a lo grande y que seguro volveremos a repetir, de hecho Éric quería volverlo a hacer, pero teníamos hambre, por lo que la visita fue todo un éxito. Nos acercamos a Viladrau que es el pueblo más próximo y en el paramos a comer en “La Cerve” un bar que descubrimos en la Plaza Mayor y que sirven unas tapas riquísimas.
¿Has probado la orientación en familia?, te contamos nuestra experiencia en el Montseny.
¿Donde es ese lugar? porque con tanto nombre me e perdido jajajaja
parece divertido y seguro que lo es cuando lo recomendáis,me alegro mucho que hayáis podido disfrutar de un entorno tan bonito.ojala pueda tener yo la oportunidad de visitar sitios tan especiales 🙂
Es una experiencia curiosa y diferente, al final del post hemos dejado el link de la empresa, pero ahora viendo la web, es un poco complicado llegar a la ubicación, te la dejamos aquí, si aún así tienes problemas dínoslo y te paso uno detallado por nuestra parte: https://www.selvaventura.com/contacte